El Reino de Arda
  Magia Tolkieniana
 
MAGIA TOLKIENIANA

magia


      El tema de la magia no pasa desapercibido para Tolkien, quien en una de sus cartas habla sobre ella:

155 A Naomi Mitchison (borrador)

Un pasaje del borrador de la carta precedente que no se incluyó en la versión enviada.

        Me temo haber sido demasiado fortuito acerca de la «magia» y, en especial, acerca del empleo de la palabra; aunque Galadriel y otros muestran, mediante la crítica que hacen del empleo «mortal» de la palabra, que el pensamiento centrado en ella no es del todo fortuito. Pero ésta es una cuestión muy amplia y difícil; y una historia que, como usted tan acertadamente apunta, trata en amplia medida acerca de los motivos (elección, tentaciones, etcétera) y las intenciones de utilizar cualquier cosa que se encuentre en el mundo, difícilmente podría engrosarse con una disquisición pseudofilosófica. No tengo intención de empeñarme en el debate de si la «magia» es en sentido alguno real o realmente posible en el mundo. Pero supongo que, en lo que al cuento respecta, algunos dirían que existe una distinción latente, como la que se llamó una vez la distinción entre magia, y goeteia.318 Galadriel habla de los «engaños del Enemigo». Perfectamente, pero la magia podía ser considerada, era considerada, buena (per se), y la goeteia, mala. Ninguna es en este cuento buena o mala (per se), sino sólo por el motivo, el propósito o la utilización. Ambas partes emplean las dos, pero con diferentes motivos. El motivo malo por sobre todos (para este cuento, pues trata especialmente de ello) es el sometimiento de la «libre» voluntad de los demás. Las operaciones del Enemigo no son de ningún modo todas ilusiones goéticas, sino «magia» que produce efectos reales en el mundo físico. Pero utiliza su magia para aplastar tanto las cosas como a la gente, y la goeteia para aterrar y someter. Los Elfos y Gandalf utilizan su magia moderadamente: una magia que produce resultados reales (fuego en una gavilla húmeda) con propósitos benéficos específicos. Sus efectos goéticos son por entero artísticos y no tienen por fin engañar: nunca engañan a los Elfos (aunque pueden engañar o desconcertar a los Hombres desprevenidos), porque la diferencia es para ellos tan clara como lo es para nosotros la diferencia entre la ficción, la pintura o la escultura y la «vida».
    Ambas partes viven principalmente por medios «ordinarios». El Enemigo o los que se han vuelto como él prefieren la «maquinaria» -con efectos destructivos y malignos- porque los «magos», que han llegado a interesarse sobre todo por la utilización de la magia para la obtención del propio poder, así lo hacen. El motivo básico de la magia -aparte de cualquier consideración filosófica acerca de su funcionamiento- es la inmediatez: la velocidad, la reducción del trabajo y también la reducción al mínimo (o punto de fuga) del hueco entre la idea o el deseo y el resultado o efecto. Pero puede que no sea tan fácil tener acceso a la magia y, de cualquier modo, si se tiene dominio de la suficiente mano de obra esclavizada y maquinarias (a menudo la misma cosa disimulada), es posible con igual velocidad derribar montañas, arrasar bosques o levantar pirámides por tales medios. Por supuesto, interviene entonces otro factor, un factor moral o patológico: los tiranos pierden de vista los objetivos, se vuelven crueles y, por tanto, aplastan, lastiman y envilecen. Sin duda, sería posible defender el hecho de que el pobre Lotho introdujera maquinarias más eficaces, pero no el uso que hacen de ellas Zarquino y Arenas.
        De cualquier modo, una diferencia en la utilización de la «magia» en esta historia es que no se tiene acceso a ella por conocimiento folklórico o hechizos, sino que es un poder inherente no poseído o accesible a los Hombres en cuanto tales. La «curación» por obra de Aragorn podría considerarse «mágica», o al menos una mezcla de magia con farmacología y procesos «hipnóticos». Pero (en teoría) es comunicada por hobbits que tienen muy escasas nociones de filosofía y ciencia; mientras que A. no es un «Hombre» puro, pues está lejanamente emparentado con los «hijos de Lúthien».319

318 Griego γοητεία (γόης, hechicero); la forma inglesa Goety se define en el O.E.D.: «hechicería o magia llevada a cabo por la invocación y empleo de malos espíritus; nigromancia»

 
319
Junto al párrafo final, Tolkien escribió: «Pero ¿los Númenóreanos utilizaban "hechizos" para forjar espadas?».

 

 

    Como se puede leer, en dicha carta Tolkien establece una distinción entre magia "buena" y "mala". En ella afirma que tanto el bien como el mal usan ambos tipos de magia. Recalca que la magia no es en sí misma buena o mala, sino que las intenciones lo son, como también los motivos para su uso. La “magia buena” es, aparentemente, "artística", con el propósito de crear o preservar la belleza (los Elfos pertenecen a esta clase), mientras que la “magia mala” se usa para engañar o para controlar la voluntad de otros (Sauron, el señor de los anillos, utiliza este tipo de magia). Posteriormente concluye diciendo que la magia en general era un método para acelerar el proceso entre la concepción de un pensamiento y su realización.

    El concepto de magia es tratado por Tolkien en todas sus obras; El Señor de los Anillos, El Silmarillion, El Hobbit. En todas esas obras recalca la diferencia entre una y otra magia, la "buena" es para crear y preservar, la mala para dominar y engañar,  Pueden leer también la carta 131, es larga,  razón por la cual no la he colocado aún.


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Fuente: CARPENTER, Humphrey y Christopher Tolkien (compilación). Cartas de J.R.R. Tolkien. Barcelona. Ediciones Minotauro. 1993. ISBN 84-450-7121-1

 
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